Una estructura semejante a la de una sombrilla, pero con un diámetro de entre 200 y 400 m –o tan amplio como se necesite– protegerá a las personas cuando están cerca de una línea de transmisión, que generalmente produce campos magnéticos o eléctricos en la cercanía.

"Patente para sombrilla de protección eléctrica"

La aplicación, desarrollada gracias a una alianza entre la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y el Grupo Enel-Codensa, recibió patente de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC).


“En gran parte de Latinoamérica tanto la distribución de las ciudades como la infraestructura de los servicios básicos se han construido sobre la marcha, sin ensayo y error, sino de forma improvisada, según el acelerado crecimiento de la población” afirma el profesor Francisco Amórtegui, miembro del Laboratorio de Ensayos Eléctricos Industriales “Fabio Chaparro” de la UNAL.


En esta forma de construcción los servicios eléctricos no han sido la excepción. En las líneas que abastecen de energía a hogares, empresas e industrias no se han podido cumplir todas las medidas de seguridad antes ni después de su instalación, considerando especialmente que la cantidad de electricidad es mayor de lo imperceptible detrás de este servicio y que los cables y las líneas son solo una representación de campos invisibles al ojo humano.


En este contexto, el profesor Amórtegui propuso poner una estructura por debajo de la línea y encima de la zona que se quiere proteger, diferente al cubrimiento de toda la línea como existe en la literatura previa.


Partiendo de esto, el grupo de investigadores –auspiciados por Enel-Codensa– desarrolló una solución eficiente que más tarde se convirtió en una patente. Se trata de una estructura metálica que se construye debajo de la línea eléctrica; en la parte alta se conectan cables conductores que absorben el campo eléctrico, de manera que los alambres conductores lo absorben, el campo intenso queda concentrado en esos alambres y solo una parte queda debajo de los cables donde puede permanecer el público.
  

Aunque con perspectiva a futuro se han empezado a regular más elementos en las líneas eléctricas –como la altura o la ubicación–, históricamente en Colombia los asentamientos humanos en ciudades grandes, intermedias, pueblos y veredas se ha dado de forma irregular, algunas veces sin planeación o de invasión, haciendo de esta una situación problemática pasada y actual.


Los trabajadores de este sector cuentan con trajes especializados que reduce su exposición a la electricidad; médicamente aún no se han encontrado afectaciones a la salud, “solo descargas eléctricas (corrientazos) tipo golpe, por ejemplo cuando se bajan de un carro, que aunque no causan electrocución sí son muy molestas”, comenta el profesor Amórtegui.


“Con este dispositivo es posible proteger zonas con hasta 8.000 voltios por metro, lo cual ya está por encima de los valores permitidos para zonas de permanencia de personas. Con la aplicación se ha logrado disminuir el campo incluso a 3.000 voltios por metro, por debajo del valor máximo permitido que son 4.170 voltios por metro”, explica el investigador. De esta manera es posible proteger áreas puntuales como parques, lotes, construcciones especiales que necesiten protección o parqueaderos que podrían implicar un riesgo o provocar incendios en los carros estacionados.

 

La chispa de casualidad

Codensa, la empresa prestadora de servicios eléctricos en Bogotá y Cundinamarca, encontró dificultades alrededor de sus líneas como población expuesta y potencialmente afectada por el contacto con campos eléctricos. Para solucionar el problema, contactó al equipo de la UNAL con el objetivo de disminuir el campo eléctrico, de esta manera el equipo empezó a diseñar alternativas al respecto.


Inicialmente el equipo indagó cómo ubicar otras líneas hasta idear este dispositivo, “al iniciar el proceso, no sabíamos que era algo que no se había hecho previamente pues se trata de la conocida Ley de Gauss aplicada” manifiesta el profesor Amórtegui.


La instalación inicial estaba prevista para Soacha, pero la comunidad para la cual estaba pensada su creación, se opuso a este procedimiento pues es en zona de propiedad privada y manifestaron que podrían ver afectado su poder de decisión sobre el terreno. Siguiendo las líneas y los fines del proyecto, este tuvo que encontrar lugar y de esta manera, fue construido y ubicado frente al LABE en predios de la UNAL.